¿Cómo vivió como responsable del Servicio la llegada de esos primeros casos Covid hace ya casi un año?
El denominador común fue el desconcierto. En la primera quincena de marzo ya estuvieron dos compañeros en “confinamiento preventivo” y tuvimos el primer parto en gestante Covid. La información era muy escasa e invitaba a actuar con incertidumbre. Se revisaron los protocolos y circuitos pensando que requería una adaptación inmediata a una situación epidemiológica desconocida.
¿Cómo adaptaron la organización del servicio ante la avalancha de casos Covid en la OSI durante los meses de marzo y abril?
El primer circuito en adaptar fue la atención al parto y puerperio. Se diseñó un circuito diferenciado para la urgencia obstétrica. La urgencia ginecológica englobada en la Urgencia General también fue acondicionada a la situación. En la hospitalización se sectorizaron habitaciones Covid. El mayor problema fue reducir la presencialidad en las consultas, tanto en los CAM como en el HUACE, algo difícil en el embarazo y más complicado en la ginecología oncológica. La reducción del número de consultas presenciales permitió que un buen número de ginecólogos colaboraran con los internistas en la hospitalización Covid. De los que quedamos y por iniciativa propia de todos los facultativos, se fue diseñando un calendario semanal que disminuía la presencialidad en las consultas, intentando ceder la teleasistencia a los facultativos de mayor edad.
¿Cuál es el periodo más crítico que recuerda?
Sin duda marzo y abril de 2020. Fue difícil. Con una sensación de continuo ensayo/error. Una combinación de expectación, incertidumbre, desconocimiento, temor, circuitos que cambiaban sin acertar con el idóneo, conviviendo con “lo menos malo”, cansancio, días de resignación.
Txagorritxu fue el primer hospital de España que se enfrentó al reto de atender a una madre con Covid que estaba de parto.
¿Cómo recuerda ese momento sin protocolos sobre el tema y con la escasa información al respecto disponible?
Hubo mucha incertidumbre y opiniones diversas en la forma de proceder, dada la falta de evidencia sobre cómo afectaría la infección a la madre en el trabajo de parto. Hubo dudas de si lo correcto sería permitir la vía vaginal (los escasos casos descritos finalizaban en cesárea). Nosotros optamos, ante el desencadenamiento del parto, por mantener una actuación lo más expectante posible y actuar únicamente con criterios obstétricos; ante el desconocimiento, consideramos mantenernos fieles a nuestra forma de actuar y evitar en lo posible la instrumentalización del parto. El aprendizaje y uso de los equipos de protección fueron toda una novedad.
¿Cómo ha ido variando la actividad quirúrgica ginecológica en este tiempo?
El objetivo fue mantener toda la cirugía oncológica sin demora. La mitad o más de nuestros quirófanos asignados se destinaron a garantizar este tipo de cirugía y la preferente. Al bajar la actividad de las consultas en procesos benignos pudimos mantener un buen ritmo quirúrgico. Por otro lado, algunas de estas mujeres con patología benigna optaron por aplazar la intervención. A día de hoy no tenemos problema en afrontar nuestras indicaciones quirúrgicas.
Según estudios de la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología la incidencia de contagios en gestantes ha aumentado de forma destacada durante la segunda ola respecto a la primera. ¿Responde a alguna circunstancia específica o es fruto de una mayor socialización, inicio del curso escolar…?
A mi modo de entender, la mujer embarazada es fiel reflejo de “población joven y sana” de una comunidad. Por un lado, el desencadenamiento de la segunda ola es consecuencia de la transmisión entre adultos jóvenes en lugares de ocio. Por otro lado, la realización de pruebas de diagnóstico generalizadas está dando a conocer muchos más positivos asintomáticos que durante la primera ola, en la que sólo se realizaban pruebas a los sintomáticos.
Las gestantes estarán preocupadas por si se puede trasmitir el SARS-CoV-2 al feto ¿esto puede ser posible?
La transmisión vertical del SARS-CoV-2, aunque muy baja, en teoría es posible. En los pocos casos documentados se observó una fuerte respuesta inflamatoria en la placenta, plasma materno y cordón umbilical.
¿No es recomendable quedarse embarazada hasta tres meses después de la vacuna del covid?
No se trata de una vacuna con virus vivos (está basada en mRNA) y por tanto la gestación no sería una contraindicación en mujeres con factores de riesgo médicos o asociados a su actividad profesional. No obstante y hasta disponer de estudios de genotoxicidad, parece prudente y recomendable evitar el embarazo hasta transcurrido un mes de la segunda dosis.
La Unidad de Reproducción Humana Asistida (URHA) de la OSI Araba ha iniciado las técnicas de Reproducción Asistida Avanzada adaptándose a los protocolos de seguridad y prevención, inaugurando nuevas instalaciones.
La pandemia nos obligó a retrasar su inicio diez meses. Se siguen los protocolos médicos y epidemiológicos adoptados en todas las consultas de ginecología en general, tanto para los trabajadores como para las usuarias, más los protocolos específicos en la sala de procedimientos. Es importante mantener el escalonamiento de las citas y reducir al máximo el número de consultas que precisan del acompañante (mayoritariamente es un problema de pareja). Hemos incrementado el número de consultas no presenciales.
La tendencia ha sido apostar por las consultas no presenciales, evitando visitas innecesarias al hospital y extremando las medidas de higiene y seguridad, ¿Cómo responden las pacientes ante los cambios en la forma de atención?
De forma desigual en función del proceso asistencial. En general las mujeres están conformes con las medidas adoptadas en la URHA y en la Ginecología de Atención Primaria. Menos entendible en la asistencia oncoginecológica que requiere de mayor acompañamiento y apoyo emocional. Y con bastante dificultad en el proceso del embarazo, situación en la que “ser padres” motiva a un acompañamiento continuo. Hay que encontrar un equilibrio para la consulta no presencial. En nuestra especialidad la exploración física y ecográfica – “inspección y palpación” – es determinante para llegar al diagnóstico. Cuando encadenábamos varias visitas telefónicas la mujer ya nos decía “doctor, en algún momento me tendrá que ver”.
¿Qué cambios traerá esta crisis sanitaria en la organización del servicio de Ginecología o en algunas de las prácticas clínicas que realizan?
Mejor diseño de la consulta no presencial; compartir seguimientos clínicos con otras disciplinas por ejemplo en mujeres oncológicas; adaptar circuitos que combinen en una sola visita al centro actuaciones que permitan espaciar las visitas presenciales y el acceso dichas instalaciones. Pero debe hacerse sin transmitir inseguridad o desprotección al paciente y con escasa variabilidad clínica para el profesional.
¿Cuál es la situación actual? ¿Qué ambiente se respira en estos momentos?
Situación expectante. Con dudas sobre lo aprendido en un año. La sensación es de haber hecho lo necesario sin tener la certeza de poder hacerlo mejor. Conforme se vayan publicando resultados y experiencias de otros centros iremos adaptando nuestros circuitos y protocolos.
¿Cómo se encuentran los profesionales sanitarios?
Podría describir tantas sensaciones y tan diversas como profesionales existen. Desde cansancio, resignación, incertidumbre, hastío, relajación, rutina, hasta adaptabilidad, oportunidad, optimismo, ilusión. En mi opinión, frases como “ver venir” y “día a día” se han hecho habituales.